Tecnología: Hacia un anticongelante que permita una mejor conservación a baja temperatura de tejidos vivos sin daños
Los mecanismos de supervivencia de los peces polares han sido la fuente de inspiración para unos científicos que han desarrollado un método revolucionario con el que "congelar" microorganismos. Este podría ser el primer paso hacia una serie de mejoras radicales en el almacenamiento y transporte de órganos humanos, comida y medicamentos.
El equipo de Matthew I. Gibson, de la Universidad de Warwick en el Reino Unido, ha ideado una forma de crioconservar (o "congelar") una amplia gama de bacterias usando reproducciones sintéticas de proteínas anticongelantes naturales encontradas en ciertos peces polares.
Gibson y sus colegas hallaron que añadir los sucedáneos de esas proteínas ralentiza el crecimiento de cristales de hielo y evita que estos destruyan las células bacterianas.
Se emplean bacterias en una amplia gama de procesos, incluyendo bastantes de tipo alimentario (un caso muy conocido es el de los yogures), otros de fabricación farmacéutica (por ejemplo, elaboración de insulina), y algunos de producción de enzimas (por ejemplo, detergentes en polvo), y se utilizan rutinariamente en laboratorios de investigación para estudiar las infecciones y los fundamentos de numerosos procesos biológicos.
El método tradicional para conservar las bacterias usadas en casi todos los laboratorios microbiológicos del mundo es añadirles glicerol para reducir los daños inducidos por la congelación. Sin embargo, no todas las bacterias se recuperan tras la descongelación y el glicerol debe ser eliminado de ellas para permitir su crecimiento y otras funciones normales.
El nuevo método de crioconservación desarrollado por Gibson y sus colegas está inspirado por el proceso a través del cual los organismos conocidos como extremófilos sobreviven en algunas de las regiones más frías de la Tierra.
El grupo tiene un interés particular en las especies de peces polares que producen proteínas anticongelantes. Tomándolas como modelo de referencia, estos investigadores han comprobado que los polímeros sintéticos que emulan a las proteínas de estos peces son efectivos a la hora de hacer el mismo trabajo.
Combinando dos polímeros para ralentizar el crecimiento del hielo durante la crioconservación, los investigadores consiguieron recuperar más bacterias tras congelarlas que empleando métodos convencionales.
También usaron menos aditivos en total. En algunos casos, utilizaron una cantidad de apenas el 1 por ciento del peso, un porcentaje mucho más bajo que el del 20 por ciento que es típico en los métodos tradicionales.