Tecnología: Pila eléctrica capaz de deshacerse en agua
Los dispositivos electrónicos capaces de autodestruirse de manera inocua podrían evitarles a los pacientes una intervención quirúrgica extra para retirar del interior de su cuerpo un aparato médico que ha finalizado su labor. También podrían permitir que los sensores medioambientales fueran eliminados por la lluvia en vez acumularse como desechos en el medio ambiente. Y por supuesto, también podrían impedir que los secretos militares o de otro tipo cayeran en manos enemigas.
Fabricar tales dispositivos es el objetivo de un campo relativamente nuevo llamado “electrónica temporal”. Estos aparatos transitorios podrían llevar a cabo una serie de funciones, hasta que la exposición a la luz, el calor o un líquido desencadenaran su destrucción.
Reza Montazami, profesor de ingeniería mecánica en la Universidad Estatal de Iowa, en Estados Unidos, ha estado trabajado en tecnología temporal durante años. El último avance de su laboratorio es una batería de iones de litio que es capaz de autodestruirse. Su autodestrucción se activa cuando se la deja caer en agua. A partir de ese momento, tarda solo 30 minutos en disolverse o disiparse.
La batería puede suministrar 2,5 voltios y es capaz de energizar una calculadora de sobremesa durante unos 15 minutos.
Se puede considerar a esta como la primera batería temporal de la que se ha demostrado la potencia, la estabilidad y la vida útil necesarias para un uso práctico.
Con esta pila han trabajado, además de Montazami, sus colaboradores Nastaran Hashemi, Simge Çinar, Yuanfen Chen, Reihaneh Jamshidi, Kathryn White, y Emma Gallegos.
En el anterior proyecto de Montazami, de demostración del concepto, se utilizó electrónica impresa en una sola capa de un compuesto de polímero degradable.
La batería temporal está hecha de ocho capas, incluyendo un ánodo, un cátodo y el separador electrolítico, todas envueltas por dos capas de un polímero soluble en agua.
La batería es diminuta; mide aproximadamente 1 milímetro de grosor, 5 milímetros de ancho y 6 de largo.
Cuando se deja caer la batería en el agua, la carcasa de polímero se hincha, descompone los electrodos y se disuelve. Aunque, tal como Montazami se apresura a advertir, la batería no desaparece completamente. Contiene nanopartículas que no se degradan, pero que sí se dispersan a medida que la carcasa de la batería rompe los electrodos.