Ciencia: Un nuevo dinosaurio egipcio revela el antiguo vínculo entre África y Europa
El curso de la evolución de los dinosaurios del Cretácico superior en África es una incógnita. Un equipo de científicos ha descubierto en el desierto del Sahara en Egipto, una nueva especie de dinosaurio que ayuda a llenar esas lagunas: Mansourasaurus shahinae, un herbívoro de cuello largo, con placas óseas incrustadas en su piel.
Los restos fosilizados de este mansourasaurio fueron desenterrados por una expedición de la iniciativa de Paleontología de Vertebrados de la Universidad de Mansoura (MUVP, por sus siglas en inglés), dirigidos por Hesham Sallam del departamento de Geología de dicha universidad. Su trabajo se publica en la revista Nature Ecology and Evolution.
“El descubrimiento y la extracción de Mansourasaurus fue una experiencia increíble para el equipo de MUVP. Fue emocionante para mis alumnos descubrir un hueso tras otro, ya que cada nuevo elemento que recuperamos ayudó a revelar quién era este dinosaurio gigante", declara Sallam.
Para Eric Gorscak, investigador científico postdoctoral deñ The Field Museum (EE UU) y coautor del estudio: “M. shahinae es una nueva especie de dinosaurio clave y un descubrimiento crítico para la paleontología egipcia y africana". “África sigue siendo –añade– un interrogante en términos de animales terrestres al final de la era de los dinosaurios. Mansourasaurus nos ayuda a abordar cuestiones sobre el registro fósil y la paleobiología en África: ¿qué animales vivían allí y con qué otras especies se relacionaban más estrechamente estos animales?”.
Los fósiles de dinosaurios del Cretácico superior en África son difíciles de encontrar: gran parte de la tierra donde se encuentran sus fósiles está cubierta de una exuberante vegetación, en lugar de en roca expuesta como la de las Montañas Rocosas, el desierto de Gobi, o Patagonia. La falta de este registro es frustrante para los paleontólogos ya que, en ese momento, los continentes estaban experimentando cambios geológicos y geográficos masivos.
Durante los primeros años de los dinosaurios, en gran parte de los períodos Triásico y Jurásico, todos los continentes se unieron en el supercontinente Pangea. Durante el Cretácico, sin embargo, comenzaron a separarse y a cambiar hacia la configuración actual. Históricamente, no ha quedado claro cómo estaba conectaba África con otras masas terrestres del hemisferio Sur y Europa durante este tiempo. No se conoce hasta qué punto los animales africanos pudieron quedar aislados de sus vecinos y evolucionar siguiendo su propio camino.
Reconstrucción esquelética del nuevo dinosaurio. Los huesos que se muestran en color son aquellos que se conservan en el fósil original / Andrew McAfee, Carnegie Museum of Natural History
Mansourasaurus, es uno de los pocos dinosaurios africanos conocidos de este período que ayuda a responder esa pregunta. Al analizar las características de sus huesos, Sallam y su equipo determinaron que está más relacionado con los dinosaurios de Europa y Asia que con los que se encuentran más al sur en África o en América del Sur. Esto, a su vez, muestra que al menos algunos dinosaurios podrían moverse entre África y Europa cerca del final de su reinado en la Tierra.
"Los últimos dinosaurios de África no estaban completamente aislados, al contrario de lo que algunos han propuesto en el pasado. Todavía había conexiones con Europa”, enfatiza Gorscak.
Mansourasaurus pertenece al grupo de los titanosaurios, dinosaurios saurópodos comunes en gran parte del mundo durante el Cretácico. Estas especies son famosas por incluir los animales terrestres más grandes conocidos por la ciencia, como Argentinosaurus, Dreadnoughtus y Patagotitan. El mansourasaurio, sin embargo, era de tamaño moderado comparado con los demás, y pesaba aproximadamente lo mismo que un elefante africano.
Su esqueleto es importante al ser el más completo descubierto hasta el final del Cretáceo en África. Conserva partes del cráneo, la mandíbula inferior, el cuello, la espalda, las costillas, la mayor parte del hombro y la extremidad anterior, parte del pie trasero y pedazos de placas cutáneas –áreas de la piel endurecidas para su protección–.
El paleontólogo Matt Lamanna, coautor del trabajo en el Carnegie Museum of Natural History (EE UU) apunta: "Cuando vi las imágenes de los fósiles por primera vez, me quedé boquiabierto. Era el Santo Grial, un dinosaurio bien conservado del final de la Era de los dinosaurios en África, lo que los paleontólogos habíamos estado buscando durante largo tiempo”. (Fuente: SINC)